El origen de este diseño está estrechamente ligado a mi emancipación. Es fruto de un deambular por pisos compartidos, habitaciones de alquiler y otros lugares de paso que nunca llegan a convertirse en hogar.
Inicialmente estaba pensado para espacios pequeños, donde cada centímetro de suelo cuenta. A diferencia del galán tradicional o de la típica silla que se suele destinar a este uso, esta pieza cuelga de la pared dejando despejado el suelo, lo que resulta muy cómodo en dormitorios donde apenas queda espacio entre la cama y la pared.
El diseño inicial fue sufriendo pequeñas transformaciones para aligerar la composición y mejorar su funcionalidad.
Así, el pequeño cajón que servía para guardar el contenido de los bolsillos se transformó finalmente en una bandeja, que además hace las veces de soporte para una segunda percha u otro tipo de colgadores para bolsos, cinturones, etc.
Pero por encima de todo lo que este diseño busca es integrarse en el ambiente como una pieza decorativa.
Su disposición en el plano horizontal permite colocar todos los colgadores por separado, de manera que las prendas no quedan superpuestas y se tiene una visión completa del conjunto con solo una mirada; además de facilitar el uso.
También las perchas fueron evolucionando hasta adquirir una forma más liviana e incorporar unas tiras de corcho antideslizante en la zona de los hombros para evitar que las prendas se caigan al suelo.
Tiene unas medidas generales de 100 X 45 cm y está acabado con dos capas de Aceite danés (una mezcla de aceite de linaza y ceras).